jueves, 31 de enero de 2008

Recorrido por el Patio de las Estatuas

El Patio de las Estatuas… donde moran mis recuerdos. Algunos más importantes que otros…

Hace poco, a penas unos meses, una nueva estatua pasó a formar parte de mi colección. Se trata de un chico guapísimo que lleva entre manos una guitarra… Y sonríe... Me sonríe… Y yo lo miro, y sonrío... Como la primera vez que vi esa sonrisa… Y esa mirada que antes abrigaba mi alma y daba calor a mi corazón… Sin embargo ahora, a través de la roca, era pétrea, gélida…

¿Qué fue de esos ojos castaños que ya vagamente invaden mi memoria? ¿Y de esa sonrisa? Que expresión más bella, que agradable, que atrayente y cautivadora… ¡Quien no se iba a enamorar de esa sonrisa! Si con ella puede engañar a cualquiera… Si hay algo que me ha enseñado la vida es que, cuando las cosas parecen ser demasiado buenas para ser reales, hay que andarse con cuidado, porque realmente no lo son.

Quien me diría a mí que todo acabaría como acabó, sin más, como aquel que se despierta de un sueño desorientado, sin saber si lo que ha vivido era real o simple fantasía. Sin un beso de despedida, sin una última mirada, sin un adiós… Sino con un falso “Hasta pronto”, dos palabras lanzadas al viento, palabras vacías… Como todas las que salían de sus dulces labios, que yo tan inocentemente recogí y guardé en mi ignorante corazón. Me siento estúpida, rota, engañada…

Ahora busco dentro de mí, en lo más profundo de mi alma, removiendo mis recuerdos, y no veo lo que vi, no oigo lo que oí, no siento lo que sentí…

Nada, no hay nada. Un vacío inexplicable.

Vuelvo a posar mi mirada, hasta ahora perdida en la bruma, sobre la estatua de piedra. Parece que poco a poco la niebla se disipa, dejando paso a la luz débil y blanquecina de ese sol que, tras días de intensa lluvia, empieza a brillar a través de las nubes.

Siento que el dolor ya no es tan intenso como antes. La bruma ya no nubla mi mente. Mi alma vuelve a brillar como lo hacía dos meses atrás.

Le dirijo una sonrisa socarrona a aquella figura de piedra.

Dejaste una huella en mi camino y en mi memoria se esculpió una estatua. Una estatua con una inscripción grabada profundamente sobre la roca:


- M E N T I R O S O -



· Arynna ·

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